MARCO AGRIPA.
Marco Agripa, general en jefe del Ejército romano y yerno del emperador Augusto.
Marco Vipsanio Agripa , nació
entre 64 y 62 a. C., fue un importante general y político romano. Fue amigo
íntimo, colaborador, general y encargado de los asuntos militares de Octaviano,
el futuro emperador César Augusto. También fue el responsable de muchos de los
éxitos militares de Octaviano, entre los que destaca la victoria naval de la
batalla de Accio contra Marco Antonio y Cleopatra VII de Egipto.
Agripa destacó por su capacidad
militar y política, y por las construcciones con que embelleció la ciudad de
Roma, así como por el mapa del mundo antiguo que elaboró con los datos
obtenidos durante sus viajes.
Agripa también puso fin a la
guerra de los cántabros en Hispania.
Entre los años 16 a. C. y 15 a.
C., fue el encargado de construir el Teatro romano de Augusta Emerita, actual
Mérida, por orden de Octavio Augusto.
Falleció 12 a. C. en Campania
Localización.
EL Monumento de Marco Agripa a
caballo está instalado en la barriada de Las Abadías, en una rotonda de nueva
construcción en la ronda de los Eméritos. La estatua es obra del escultor
emeritense Eduardo Zancada y fue inaugurada en mayo de 2007.
Localización de la estatua ecuestre de Marco Agripa.
La estatua tiene una altura de casi cuatro metros y un peso de
dos toneladas. La composición de Marco Agripa resulta briosa y vistosa,
porque nos encontramos con el caballo en posición de ataque, al galope, apoyado
en sus patas traseras mientras se levanta, y a Agripa sujetando con firmeza su
espada en la mano derecha. La escultura
muestra a Agripa con indumentaria militar.
A Eduardo Zancada se le encargaron, por procedimiento negociado sin publicidad previa, sendas estatuas ecuestres del fundador de la ciudad: Octavio Augusto, y su yerno e impulsor:
Marco Vipsanio Agripa. Los
contratos y expedientes completos de los mismos los conserva el Ayuntamiento,
fechados en julio-septiembre de 2005 y enero-marzo de 200727. Se pretendía
dejar una huella significativa en la ciudad y era una apuesta importante, pues
hablamos de 112.780 € por cada escultura, y en una tipología compleja y
arriesgada, para la que era preciso un autor solvente.
En los informes del Ayuntamiento se le califica como probablemente el mejor escultor de trabajos ecuestres del momento. Y se valora expresamente que «se trata de un escultor que se mueve dentro de una tradición clásica, académica, seguidor de una vertiente realista, aunque siempre idealizada, que tiene mucho que ver con el mundo de la escultura griega y romana». Así pues, el clasicismo académico realista idealizado se considera el estilo adecuado para garantizar el buen fin de la obra, y el resultado se ajusta fielmente a estas premisas. Ambas estatuas siguen unos modos figurativos tradicionales, y en ese sentido no son muy innovadoras, pero presentan una innegable calidad, y es algo que se echa en falta en un gran número de iniciativas monumentales de la región.
El general, vencedor en Actium,
que terminó las guerras de los cántabros y astures y consolidó la Pax Augusta
en la Hispania romana, sigue parámetros estilísticos similares y se muestra
sobre un pedestal idéntico al del emperador. Aunque ambos coinciden en el
uniforme militar, Agripa encarna sin embargo una condición más activa y resuelta,
levantando firme la espada en posición de ataque. La capa se abre movida por el
viento, y lo que en Augusto era serenidad, aquí es acción y arrogancia.
El caballo, cuyas crines se hacen
más presentes y airosas, se dispone en corveta, asentado solo en los cuartos
traseros, y por tanto gana en altura, hasta casi los cuatro metros. Esta
posición imprime energía, potencia y dinamismo, y conlleva una mayor
complejidad, pues durante el proceso de fundición a la cera perdida debe controlarse
el peso del material para asegurar su equilibrio, misión en que la cola tiene
un importante papel, al ser un tercer punto de apoyo.
Por ello a última hora se escogió
una nueva rotonda en la zona de Las Abadías, en la llamada Ronda de los
Eméritos.
Es otra de las entradas a la
ciudad, aunque en este caso mira hacia la misma y no hacia la salida; un
espacio que, como deseaba el artista, es abierto y bien visible.
En el informe del ayuntamiento
sobre la imagen de Agripa se dice que una escultura tiene una función estética,
histórica, cultural y lúdica, y que esta reúne al menos los tres primeros
conceptos. Las dos esculturas broncíneas de Zancada tienen similar entidad,
aunque esta última es más arriesgada e interesante en su resolución.
Bibliografía
Enlaces consultados:
https://www.esculturaurbanaaragon.com.es/extremadura31.htm
https://www.hoy.es/prensa/20070212/merida/zancada-ultima-para-ciudad_20070212.html
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