sábado, 16 de enero de 2021

MONUMENTO A LOS ARQUEÓLOGOS DE MÉRIDA

 MONUMENTO A LOS ARQUEÓLOGOS DE MÉRIDA


"Mérida es una ciudad en la que la historia y la arqueología nos sorprenden por sus calles. La ocupación permanente de su solar durante más de dos mil años hace de Mérida una importante ciudad patrimonial con una gran singularidad: en sus calles conviven restos arqueológicos y/o monumentos de diferentes etapas históricas".

Monumento a los arqueólogos de Mérida


Puerta de la Villa

La Puerta de la villa es una plaza en cuyo centro se alza una fuente con una estatua femenina de bronce. Representa a la arqueología como una mujer, vestida a la usanza romana, portando un ramo de laurel en una de sus manos. La escultura es obra del afamado escultor local Juan de Ávalos. Ésta se hizo en homenaje a los arqueólogos que iniciaron las excavaciones en Mérida a comienzos del siglo XX.

Muy cerca de ese lugar, se encuentra la presencia de otra estatua, en este caso de mármol. Es la representación ideal de la Mártir Eulalia, patrona de la ciudad. Fue realizada por otro escultor emeritense: Eduardo Zancaza.

En la calle Santa Eulalia, justo antes de llegar a la Puerta de la Villa, se puede contemplar un tramo de una de las dos calles principales de la ciudad romana: el decumanus maximus (con sus losas de diorita y cuarcita, así como restos de los pórticos que la flanqueaban). Ya dentro de la citada Sala, merece la pena admirar un testimonio arqueológico singular. Se trata de un aljibe romano utilizado por los primeros cristianos de la localidad como improvisada iglesia. La prueba que corrobora esta circunstancia es la presencia, en una de las paredes de este depósito, de una corona de laurel en cuyo interior se representa el anagrama de Cristo.

Localización.








La estatua que comentamos fue una donación del escultor emeritense Juan de Ávalos a la ciudad en la celebración del Bimilenario de su fundación. Sobre un pedestal en el que se inscribe la dedicatoria, se alza la figura en bronce de una mujer de rasgos clásicos y serenos.

Son obras de nueva creación basadas en temas en cierto modo tangenciales al mundo romano. Aun así su vinculación es clara, por cuanto conmemoran a personajes relacionados con la recuperación, estudio y difusión de este legado.


El primero de estos homenajes es el ofrecido a los arqueólogos que excavaron los restos romanos emeritenses. En concreto, la inscripción situada helicoidalmente sobre el pedestal cilíndrico especifica su dedicatoria «a los beneméritos iniciadores de las grandes excavaciones, don José Ramón Mélida y don Maximiliano Macías, y a cuantos han contribuido al engrandecimiento arqueológico de la ciudad de Mérida.

MCMLXXV. Año del Bimilenario».

Responde al interés del escultor Juan de Ávalos por dejar huella en la ciudad con motivo del Bimilenario, que ya apuntamos con motivo de su proyecto de monumento a la mártir Santa Eulalia dos años antes. Este es finalmente el trabajo que culminó el proceso y corre en paralelo a la fundición en bronce del Monumento a los emeritenses caídos en las guerras de España, obtenido a partir del molde destinado poco antes a conmemorar la Independencia de la República Dominicana.


Como es habitual en el artista, recordado por su colosal intervención escultórica en el Valle de los Caídos y con una extensa producción monumental, prefiere expresarse a través de la alegoría. Así pues, no encontramos los retratos de los homenajeados, sino, en palabras de Ávalos, una hermosa mujer emeritense, enérgica y fuerte. Su presencia se idealiza en un rostro sereno, que despliega al viento sus cabellos y gira la cabeza con gesto resolutivo. Sujeta una rama de laurel y viste una túnica de sólida construcción, equiparable al fuste de una columna romana. Su iconografía remite a una obra anterior, realizada a tamaño natural para el salón de actos de la Casa de Extremadura en Madrid y que entonces simbolizaba a la región. Con posterioridad se hizo a partir de ella una versión menor en bronce destinada al edificio de la Asamblea de Extremadura.

La obra estaba ya modelada en el estudio del artista en septiembre de 1975, y Ávalos la donaba a la ciudad a cambio de los costes materiales y la fundición. Se financió con parte de los 9 millones de pesetas liberados por el gobierno nacional

 

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Bibliografía

 

Fuentes:

Enlaces consultados

https://www.consorciomerida.org/conjunto/monumentos/monumentoarque%C3%B3logos

file:///C:/Users/Manolo/Downloads/Dialnet-ReferenciasRomanasEnLaEsculturaPublicaEmeritense-6139091%20(1).pdf

https://www.consorciomerida.org/conjunto 

 https://www.consorciomerida.org/conjunto/monumentos/monumentoemeritenses

https://www.consorciomerida.org/conjunto/monumentos

 

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