MONUMENTO OBELISCO DE SANTA EULALIA DE MÉRIDA.
Mártir y patrona de Mérida.
Localización.
Situado en la Plaza de Joan Miró, muy cerca de la Puerta de la Villa y cerca de la Basílica de santa Eulalia.
Postales antiguas del Obelisco de Santa Eulalia:
Perspectivas del Obelisco de santa Eulalia.
Detalle.
Ubicado en el centro de la Plaza de Joan Miró.
Mérida cuenta con un monumento conmemorativo excepcional. Es el llamado Obelisco de Santa Eulalia, dedicado en el siglo XVII a la mártir y patrona de la ciudad. Surge como testimonio de la devoción mantenida a la joven que fue martirizada con 13 años por defender la fe cristiana en el siglo IV, durante la época del gobernador Daciano.
La devoción de los emeritenses a su patrona propició otro
gran proyecto en el siglo XVII, en 1652 concretamente, fue el del Obelisco de Santa
Eulalia.
Se comenzó a gestar en 1.633, pero no tuvo concreción hasta
la fecha citada. La ciudad se encargó de pagar la obra bajo la supervisión de su
gobernador D. Lope de Tordoya y Figueroa.
El monumento está situado en el centro de la plaza y está erigido en honor de la patrona de Mérida. Forma parte del conjunto arqueológico de Mérida, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Inaugura un tipo de propuesta que en el campo escultórico será recuperada con el tiempo más de una vez: la reutilización de materiales originales romanos para configurar una nueva obra.
En realidad es una práctica nada
extraña en la tradición emeritense: sillares romanos fueron reubicados en la
Alcazaba, al igual que las pilastras visigodas con las que se construyó el
acceso al aljibe; el palacio de los Corbos, subvirtiendo su función, daba una
segunda oportunidad de pervivencia al llamado Templo de Diana; y con elementos
procedentes del Templo de Marte en 1612 se construía el «Hornito» también
dedicado a la mártir.
Ahora un proceso sintético similar se aplicaba a un conjunto heterogéneo de piezas arquitectónicas y escultóricas. El montaje original, de 1652, fue realizado en tiempos del Gobernador Don Lope de Tordoya y Figueroa y utiliza fragmentos superpuestos sin un excesivo criterio.
Altar perteneciente al Templo Imperial, reutilizado en 1633 como base del Obelisco a Santa Eulalia de Mérida.
Detalle.
En la construcción del obelisco se reutilizaron diversos materiales entre los que destacan piezas romanas, como tres aras cilíndricas y un capitel
Detalles.
Al parecer las piezas procedían de la zona del Foro provincial, es decir el Foro al que daba acceso el arco de Trajano. Las aras cilíndricas procederían del recinto
dedicado al culto imperial del que se conocen el arco de "Trajano" y
el templo de la calle Holguín.
Coronando el conjunto, se encuentra la imagen de la mártir.
La estatua de santa Eulalia es en realidad la estatua de un togado romano reutilizado.
En la base un pedestal cuadrangular con inscripción
alusiva a la Concordia de Augusto; sobre él tres altares votivos cilíndricos de
1 m de diámetro (Columna compuesta de tres altares romanos), dos primorosamente
decorados con guirnaldas y bucráneos y uno inconcluso, más un capitel corintio
del siglo I d. C; por último, un nuevo bloque monolítico con textos epigráficos
y motivos heráldicos, que culmina el singular y altísimo soporte para la
escultura de la santa. Esta viste túnica talar y porta nimbo, libro, hornito y
palma del martirio; su actitud es frontal e hierática, con proporciones 3
macizas y rasgos del rostro esquemáticos e impersonales; está labrada con
torpeza sobre una escultura de época romana. Los anclajes férreos de las piezas
y la prolongada exposición a la intemperie ocasionaron el deterioro de los componentes,
que tuvieron una importante restauración en 1889, modificándose entonces el
basamento escalonado por un bloque cúbico con columnas en esquina. Finalmente,
en 1991, con motivo de una reforma en la Rambla de Santa Eulalia, los elementos
fueron desmontados para sustituirse por réplicas y preservar los originales en
el Museo Nacional de Arte Romano.
Lo que vemos ahora en el obelisco
son réplicas ya que se decidió sustituir las piezas originales por unas
réplicas para garantizar su conservación y algunas de ellas están expuestas en
el Museo Nacional de Arte romano.
Dando un gran salto en el tiempo,
recordemos que en los primeros años sesenta del siglo XX el Director General de
Bellas Artes, Gratiniano Nieto Gallo, declaraba su deseo de poblar zonas de la
ciudad con estatuas, columnas y capiteles romanos originales5 . En esa línea se
colocaron en la estructura interna del llamado Arco de Trajano dos togados
originales, rescatados en las excavaciones de la necrópolis ubicada frente a la
Plaza de Toros. Se recuperaba con ello un hecho previo, ya que hubo otras
estatuas en ese enclave (lo refleja un grabado de Ivo de la Cortina en el XIX),
que, según el alcalde Pedro María Plano en sus Ampliaciones, fueron rapiñadas por
las tropas inglesas a su paso por Mérida en la Guerra de la Independencia.
De todas formas la nueva
instalación no pervivió demasiado, pues las esculturas se acabarían retirando
ante las agresiones sufridas.
En fechas más recientes vemos
cómo se ha recurrido de nuevo a este sistema.
En 2008 se instaló una pequeña
rotonda para organizar el tráfico en la zona de la Torre de Mérida. Es un
espacio exiguo y con escasa altura, que permite visionar con claridad los
fragmentos expuestos. Un círculo de bloques curvos de cemento sirve de base
para mostrar un capitel jónico y un fuste de columna estriada, que se inclina
sobre dos leves soportes de hierro. Estos elementos se combinan buscando un
efecto estético, aunque algo forzado en su disposición.
La reutilización de materiales
romanos originales es aquí completa y se aprovechan piezas que de otro modo
permanecerían probablemente almacenadas. Es además una operación muy rentable,
por cuanto se monumentaliza un enclave sin apenas coste. De nuevo la romanidad
se hace presente en un lugar céntrico y moderno, trasladando al mismo los
restos de la tradición cultural. En realidad viene a ser como una mitificación
de la ruina, pues los elementos se exhiben como testigos de un pasado, pero
descontextualizados y habiendo perdido su función.
Si, con todo, la opción
recuperadora es válida, el conjunto produce un efecto final cuestionable, o
cuando menos chocante, por la inclusión en la base de las señales de
circulación en rotonda. Todo apunta a que era algo no previsto, y su inserción
posterior por razones de seguridad sobresale y rompe los bloques de cemento y instalados.
El material metálico, de intenso color azul e incluso iluminado con pequeños
leds, es un contraste excesivo con la imagen de antigüedad que rememora,
Leyendas referidas a santa
Eulalia.
Se tiene constancia de que se
volvió por primera vez en el siglo XVII, cuando una gran epidemia de peste
asoló gran parte del oeste peninsular.
En 1936, año de comienzo de la Guerra Civil Española la imagen volvió a rotar, dándole la espalda a la ciudad de Mérida.
Parece ser que la última vez que
la imagen se giró fue tras ser temporalmente retirada de su pedestal para su
restauración. Un tiempo después, la empresa que se encargó de dichos trabajos
entró en suspensión de pagos y desapareció por lo que la leyenda volvió a tomar
relevancia.
Durante años hubo quién tachó
este hecho de milagroso, sin embargo los más escépticos lo explicaron afirmando
que una de las piezas que sustentaba a la imagen cogía holgura por efecto del
aire frío y por ese motivo la mártir se giraba.
Fuentes:
http://turismomerida.org/descargas/libro-peregrinando-merida.pdf
https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Altar_de_M%C3%A9rida.jpg
http://www.extremaduramisteriosa.com/el-obelisco-de-santa-eulalia-gira-solo-misteriosamente
https://www.guiaarqueologicaciudadespatrimonio.org/merida-itinerario-i
https://www.facebook.com/watch/?v=323085185723215
https://www.academia.edu/6197649/Merida_y_Santa_Eulalia
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